lunes, 20 de junio de 2011

Democracia de Veras (II)

Este artículo es la continuación de http://elabismodelcalamar.blogspot.com/2011/06/democracia-de-veras.html

Empecemos por examinar la situación actual, para ver qué problemas hay y cómo se pueden solucionar.

Lo primero que vemos es que la participación democrática del pueblo en el gobierno es escasa... tirando a nula. Se elige (democráticamente) a un partido, que gobernará sin apenas restricciones durante un plazo de 4 años. La única retroalimentación que hace el pueblo sobre esta gestión es la elección de seguir confiando en este partido o elegir a otro cuando pase el plazo. Eso no es mucha participación que digamos.

Es una cuestión de número de elecciones, y ahora no me refiero al proceso de votación, sino a las posibilidades de elección con las que cuenta el pueblo. El problema del sistema actual es que las posibilidades de elección del pueblo son pocas y muy espaciadas en el tiempo, y que la delegación del poder en los representantes es prácticamente completa e irrevocable. Sin embargo, atendiendo a la definición estricta de Democracia como “gobierno del pueblo”, las posibilidades de elección deberían ser todas: el pueblo debería ser capaz de tomar determinaciones sobre cualquier aspecto del gobierno: subir o bajar los impuestos, invertir más en esto o en aquello, modificar la legislación, etc.

Las manifestaciones, recogidas de firmas y referéndums se suelen considerar “armas democráticas” del pueblo para influir en las decisiones de los gobernantes. Yo en cambio creo que la efectividad de estas herramientas es prácticamente nula.

En el caso de las manifestaciones y recogidas de firmas, el primer problema es que no son vinculantes. Ninguna ley obliga al gobierno a adoptar las medidas que se propongan por estos medios. El segundo, y casi más grave, es que no tienen nada que ver con la democracia. Una concentración (humana o de firmas) no es más que la expresión de la voluntad de un grupo, no del pueblo en sí. Las ideas defendidas por este grupo no necesariamente son representativas de la voluntad popular.

Respecto a los referéndums: El problema básico es que no es el propio pueblo el que elige qué cosas hay que llevar a referéndum y qué otras no. Ni cuándo se vota, ni las posibles alternativas a contemplar. Todo eso es determinado por el gobierno en el poder (algunos aspectos, por supuesto, limitados o modulados por la legislación en vigor). El efecto práctico se claramente visible: El gobierno no hace casi nunca referéndums, y cuando los hace, o bien son referéndums “consultivos” (es decir, no vinculantes, con lo cual en realidad no tenemos un referéndum sino una encuesta), o bien los hace sobre temas en los que conoce de antemano que la voluntad popular coincide con la suya.

En la práctica, la democracia se encuentra reducida a la mínima expresión: sólo existe una herramienta vinculante, que son las elecciones, y en estas elecciones no se decide nada excepto el partido que elegirá la constitución del gobierno.

Más:

1) Los partidos políticos. No votamos acciones de gobierno sino a gobernantes. Estos gobernantes, pese a que antes de las elecciones suelen ofrecer un vago programa con las intenciones genéricas que tienen respecto a las acciones de gobierno que dicen querer seguir, nada les obliga a cumplir dicho programa. La única manera de penalizar la falta de adecuación de lo hecho con lo prometido, es renunciar por entero a todo el equipo de gobierno y sustituirlo por otro, de entre un reducido número de posibilidades, pero teniendo en cuenta que este otro gobierno tampoco tiene obligación alguna de seguir la acción de gobierno deseada. Por otro lado, esta política del todo o nada, imposibilita el ajuste fino: podemos estar satisfechos con la gestión del gobierno en unos asuntos, mientras que en otros no, pero nada ponemos hacer para cambiar los que no nos gustan y conservar los que sí. O nos quedamos el lote completo, o lo cambiamos por entero.

2) Los partidos políticos (2). Formar estos organismos no está al alcance de cualquiera, básicamente por el problema de la financiación. Sin una importante inversión de capital, el partido no puede formarse. Una vez formado sigue necesitando más capital para poder sobrevivir en un sistema electoral basado en la publicidad. El efecto que tiene esto es que la gran mayoría de ciudadanos no tiene ninguna posibilidad de formar un partido político en el que defender sus propias ideas. Su única alternativa es unirse a uno ya preexistente (con sus ideas preexistentes). Por otro lado, el sistema tiende a evolucionar a un bipartidismo más o menos manifiesto, debido a la necesidad de los partidos “pequeños” a unirse entre sí para poder influir en las decisiones de gobierno, lo cual limita aún más el número de alternativas.

3) El gobierno en el poder maneja todos los asuntos anejos a la democracia, lo que podríamos llamar "organización de la democracia", por lo que en realidad éste tiene el poder efectivo de decidir cuanta democracia quiere en un momento dado (y su elección casi siempre es “ninguna”). Es el gobierno quien decide someter una acción de gobierno a referéndum o no hacerlo, no el pueblo. Es el gobierno quien elige si adelantar o no las elecciones, no el pueblo. Es el gobierno quien decide qué leyes cambiar y cómo, no el pueblo, y así un larguísimo etcétera.


Conclusión: La consecuencia de todo esto es que el pueblo tiene un papel muy pequeño en las decisiones del gobierno, y por ello acaba no preocupándose por éstas, o si lo hace suele ser para protestar sin esperanzas de cambio, o simplemente para lamentarse. La sensación es que las decisiones del gobierno no están en la mano del pueblo, lo cual dice bastante poco en favor del actual modelo democrático, donde en teoría el pueblo debería tener el poder real.

Sin embargo todos estos problemas se pueden solucionar con otros modelos democráticos. Veamos una posibilidad, un modelo que podríamos llamar "DEMOCRACIA MODULAR".

Este es también un mecanismo representativo (no es democracia directa), pero el control que tienen los electores sobre lo que se decide es infinitamente mayor. La democracia directa pura, al menos por el momento, la considero inviable por el enorme número de problemas logísticos que representa, aunque quizá en un futuro la tecnología permita su existencia.

Las reglas de la Democracia Modular son sencillas:

  • La población completa se agrupa en grupos de 10 ciudadanos. La pertenencia a estos grupos es libre y puede modificarse en cualquier momento. Estos grupos no están limitados por ningún tipo de restricción geográfica (ni de ningún otro tipo). Esto quiere decir que lo único que deben tener en común estos miembros es el deseo de formar el grupo.
  • Los grupos preexistentes no están obligados a aceptar a miembros que no deseen.
  • Los grupos se autogestionan organizativamente.
  • Estos grupos eligen a uno de ellos por votación simple para que los represente
  • Este primer nivel de representantes se organizan a su vez en grupos de 10. Estos grupos están compuestos solamente por ciudadanos elegidos previamente por los grupos "de base".
  • Este grupo de segundo nivel también elige a un representante por votación simple. El sistema se repite hasta que ya no se puede iterar más. (En una población de 40.000.000 personas, con seis niveles sería suficiente). El quinto nivel estaría compuesto por 40 personas, o sea 4 grupos de 10. Cada grupo elige a un representante, con lo que habrían 4 personas formando "la cúpula" del gobierno.
  • Los grupos pueden cambiar a su representante en cualquier momento.
  • Los representantes no tienen cargos oficiales, ni sueldo ni derechos extraordinarios
  • Este número 10 tiene dos características: 1) es arbitrario y está puesto como ejemplo, 2) representa un mínimo. No hay máximo

Algunas características de este sistema:

· Todos los ciudadanos pertenecen a un solo grupo de base como máximo, pero pueden pertenecer simultáneamente a varios grupos en jerarquía creciente. (Se puede pertenecer a varios grupos "verticalmente" pero no "horizontalmente")

· El cambio de representante de un grupo tiene un "efecto en cadena" si el representante en cuestión también había sido elegido representante en jerarquías superiores.

· No hay límite de tiempo (ni por arriba ni por debajo) predefinido en el que una persona sea representante

· No hay necesidad alguna de partidos políticos (tampoco los prohíbe)

En este sistema los representantes están obligados a serlo de verdad. En el mismo momento en que un representante empiece a no obedecer la voluntad de quienes le han elegido, será sustituido. Un "presidente" del gobierno puede dejar de serlo en cualquier momento en cuanto el grupo de 10 de base al que pertenece así lo decida, aparte de si lo decide el grupo de 10 que directamente lo ha elegido. Esto no genera ningún tipo de "inestabilidad" porque este representante puede seguir siéndolo toda la vida mientras cumpla con lo que esperan de él los que lo han elegido. Las personas que nombran a alguien como representante son exactamente las mismas que pueden cancelar en cualquier momento este nombramiento.

Este es un sistema ELECTIVO, no es un sistema de gobierno en sí, ni, por supuesto, un sistema económico. Su objetivo es “simplemente” determinar quien está arriba, y asegurarse de que el pueblo tiene herramientas efectivas para trasladar a estas personas su voluntad, mediante un sistema de “representantes dinámicos y cercanos”.

Este modelo que doy es una idea general, no está totalmente especificado, por lo que se pueden idear diferentes variantes, complementos y mejoras.

No estoy diciendo que este sea el mejor modelo posible, sino el mejor modelo que responde a la definición PURA de democracia. No soluciona “los problemas del mundo”, pero sí buena parte de los problemas que los propios humanos nos creamos a nosotros mismos.

RESUMEN:

El problema de la Democracia Directa es de tipo logístico: no es razonablemente posible convocar elecciones/referéndums varias veces al día que involucren a millones de personas para que decidan sobre todos los aspectos de un gobierno. La solución histórica a este problema ha sido la Democracia Representativa, en la que las decisiones se delegan en un grupo de “profesionales” elegidos democráticamente. El problema de este sistema es que, tras haber elegido a un representante, se tiene muy poco control sobre él. La democracia directa sin embargo es posible (incluso se puede decir que es la norma) en grupos pequeños (una familia, un grupo de amigos, una asociación de vecinos, etc.). Estos grupos pueden implementar democracia directa o representativa, pero en este último caso el control que ejercen sobre el representante elegido es mucho mayor, debido a razones de proximidad, y la diferencia que hay en estos grupos entre democracia directa y representativa se diluye. Por ello, la aproximación modular intenta trasladar aquello que es posible en un grupo pequeño a otro grupo pequeño, en este caso un grupo hecho de representantes de otros grupos, que, al manejarse de igual manera que el grupo de base, puede repetir este proceso hasta que se establece una jerarquía completa de toda la población, jerarquía que no se impone desde ningún grupo en particular, sino que surge de manera natural de entre las personas de confianza de los grupos.

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