Democracia.
¡Qué bonita palabra¡ Debe serlo, teniendo en cuenta la enorme cantidad de personas que han muerto para conseguir que sea una realidad.
Pero ya está, ¿no? Ya estamos en democracia. Lo hemos conseguido. No hay ningún sistema mejor ni manera ninguna de mejorar lo que tenemos ¿no es así?
Estamos en Democracia: El sistema perfecto. El nuestro.
¿Todos de acuerdo?
Pues no. Parece ser que no todos estamos de acuerdo. Al menos esos chicos que están en las plazas desde hace una quincena no lo están.
¿Dicen que la democracia no es buena? No, no es eso lo que dicen. Lo que dicen, básicamente, es que NO ESTAMOS EN DEMOCRACIA.
¡Anda ya! ¿Cómo no vamos a estar en democracia? Cada cuatro años votamos 3 veces (nacionales, autonómicas y municipales), así que sí que estamos en democracia. ¿NO? ¿No es eso en lo que consiste… en la práctica?
En la práctica.
Ahí está el quid de la cuestión. Pero empecemos desde el principio: ¿QUÉ ES la democracia?
Veamos la definición: “Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo.”
No creo que esta definición tenga nada de problemático. Todos sabemos “más o menos” que es esto de la democracia, y sabemos que tiene algo que ver con que “todos somos iguales” o que al menos las opiniones de cualquiera valen lo mismo que las de cualquier otro.
Lo interesante no está en lo que aparece en la definición, sino en lo que NO APARECE:
¿Partidos Políticos? No aparecen ¿Votaciones? No aparecen ¿Periodos de 4 años? No aparecen ¿Oposición? No aparece ¿Capitalismo? No aparece ¿Presidente del Gobierno? No aparece ¿Listas (abiertas o cerradas)? No aparecen… y así, un larguísimo etcétera.
¿Y qué aparece? Pues que “la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros”
Así que yo pregunto… ¿ésta es la situación actual? ¿El poder recae en la totalidad de los miembros (en este caso, ciudadanos del Reino de España)? ¿Quién toma las decisiones? ¿Todos los miembros, o una pequeñísima parte de ellos?
No hace falta explicar cómo se están haciendo las cosas actualmente: se convocan elecciones, a ellas se presentan una serie de partidos políticos, y la población vota a estos partidos políticos. El partido ganador elige a los miembros del gobierno y, durante su mandato, este gobierno toma todas las decisiones.
No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que esto no es exactamente lo mismo que aparece en la definición del término. Hay dos niveles de “indirección”. Los ciudadanos no gobiernan directamente, sino indirectamente a través de la elección de un partido, partido que a su vez elige al gobierno, quien es quien realmente acaba gobernando.
Se puede justificar esto hasta cierto punto: sería complicado que todas y cada una de las decisiones a tomar se tomaran en asambleas populares que comprendieran a 40 millones de personas.
Pero no es esa la cuestión: si las razones logísticas impiden que el poder de gobierno recaiga en “todos y cada uno de los miembros” en el día a día, entonces… ¿no será que esto, al fin y al cabo, NO ES UNA DEMOCRACIA?
Tenemos que admitir que el sistema actual se parece más a una democracia que otros sistemas (todos sabemos lo de las monarquías absolutas, los partidos únicos, los dictadores golpistas y demás tiranías). Pero “parecerse más” no significa “ser igual que”. Quizás la democracia real sea sencillamente inviable.
O no.
No es difícil que un grupo de 10 amigos se manejen democráticamente. De hecho, prácticamente es la norma (Al igual que tampoco es difícil que una familia de cinco miembros que viven bajo el mismo techo tengan una economía de tipo comunista. En realidad, también es lo habitual). Lo que pasa es que un sistema de toma de decisiones (que al final, de eso se trata) que funciona para 10, ¿funciona igual para 40.000.000? En definitiva… ¿la democracia es escalable? ¿Qué problemas se afrontan cuando el número de miembros aumenta, y qué medidas se pueden tomar para afrontar esos problemas?
El principal problema de la democracia cuando hay muchos miembros es que la toma de decisiones puede ser desde simplemente caótica hasta sencillamente imposible, pasando por todos los niveles imaginables de ineficiencia. ¿Cómo organizas el turno de palabra de 40.000.000? ¿Cómo saber cuando es el momento de votar? ¿Quién elige qué se vota? ¿Esta organización, ha de ser espontánea o requiere un organizador? ¿Quién elige a ese organizador? ¿Qué competencias tiene? Incluso aún resolviendo toda la parte práctica… ¿Cuántas decisiones se pueden tomar al día con este sistema? Y… si todo el mundo pasa todo su tiempo decidiendo qué hay que hacer…? ¿Quién ejecuta estas decisiones? ¿Quién produce?
No creo que necesite muchos argumentos para convenceros de que una asamblea perpetua de 40 millones de personas no es una idea realista, y de hecho la he descrito sabiendo desde el principio que era un ejemplo exagerado (donde las metemos? Qué comen? Donde mean?), pero que sirve para ilustrar los “pequeños problemillas” que tiene la implantación de la Democracia, al menos tal como aparece en el diccionario.
Pero usemos nuestra imaginación un poquito. En ningún sitio (de la definición) se habla de asambleas multitudinarias, de turnos de palabra o de manos alzadas. Quizá haya otros procedimientos para que la voluntad popular se convierta en acciones concretas.
¿Qué procedimientos?
Vaya pregunta ¿Dónde estás leyendo esto? ¿Cuál es el único medio en el que todo el mundo puede opinar, gratis, todos los días si hace falta, sin perder más de 5 minutos de su precioso tiempo? ¿Lo digo más claro?
La democracia REAL… esa en la que todos los individuos, en su conjunto, toman todas las decisiones, esa que se está pidiendo ahora en las calles, para sustituir la democracia REPRESENTATIVA actual (en la que el único acto democrático es la elección del gobernante, tras lo cual deja de existir la democracia), sólo puede realizarse de una manera hoy en día. Voto electrónico a través de Internet.
No es imposible. De hecho, es ridículamente fácil. Sólo se necesita un certificado digital para cada ciudadano. No hace falta que el estado suministre un ordenador y conexión a todo el mundo (aunque sería una buena decisión), bastaría con usar durante 5 minutos un terminal público. Ridículamente fácil y ridículamente barato. Ridículamente más rápido y ridículamente más fiable. Lo suficiente como para que cada ley, cada propuesta, cada plan, dependiera de un referéndum público y no de la decisión de unos pocos. Unos pocos que resultarían por tanto perfectamente prescindibles.
¿Éste es el sistema que yo considero mejor? No.
¿Éste sistema que acabo de plantear tiene problemas? Sin duda.
Simplemente es el ÚNICO sistema que posibilita una Democracia REAL. Pura, auténtica, de diccionario.
Pero, abandonando (por favor, que no cunda el pánico) ligeramente la definición rigurosa de la democracia (nuevamente, que no cunda el pánico, este abandono es mucho menor que el abandono que ocurre con la democracia representativa actual) es posible imaginarse sistemas mejores que los dos presentados aquí.
Por supuesto, se trata de una especie de término medio, ni queremos elegir a un tirano para que haga lo que le de la gana durante cuatro años, ni queremos estar viviendo continuamente en el ciberespacio votando cientos de cosas que no hemos tenido tiempo de asimilar ni de comprender. (Y me estoy saltando a propósito el problema de ver quién es el que idea las propuestas y determina las opciones posibles)
¿Eh? Ah, sí… es verdad, mis textos son demasiado largos. Tienes toda la razón. Hay que ver como me enrollo.
Así que… este sistema ideal y perfecto lo describiré en un próximo post.
¡Hasta entonces!
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