lunes, 11 de julio de 2011

Desde aquí quiero denunciar...

Desde aquí quiero denunciar lo que considero un gravísimo atentado contra los derechos humanos y la dignidad de la mujer.

Mujeres de todo el mundo están siendo sometidas a un lavado de cerebro a manos de una religión extremista con una larga historia de misoginia, misoginia que, lejos de pertener al lejano pasado, forma parte de su credo actual. Esta gente parece que no querer aceptar que vivimos en un país europeo. moderno y laico y que no se puede apelar a la libertad religiosa para imponer algo que sólo se puede considerar como un ataque a los derechos del género femenino.

Esta religión, que ya desde sus mismos textos sagrados degrada a la mujer, la relega a un paper secundario en la sociedad, en el trabajo y en la familia.

Según este intolerante y regresivo conjunto de creencias, la mujer no puede aspirar más que a casarse, tener hijos y estar totalmente sometida al varón.

Sin embargo, en los entornos más extremistas y radicales, el lavado de cerebro, iniciado desde la niñez (cuando se es más vulnerable) es tal que las mujeres acaban aceptando totalmente esta situación y hasta se consideran a sí mismas merecedoras de la exclusión que reciben.

Un ejemplo especialmente sangrante, en el límite extremo de la escala de la intolerancia, es el uso por determinadas mujeres de una vestimenta y un modo de vida que parece destinado únicamente a ocultar su presencia del mundo. Estas mujeres dicen elegir esa ropa y ese modo de vida por voluntad propia, pero cualquier persona inteligente puede ver que esta elección nunca ha sido real, y que el ambiente y la educación alienante y basada en la autoculpa es la responsable.

Este extremismo denigrante y machista obliga a la mujer a desaparecer simbólicamente del mundo, mediante el uso de vestimentas que ocultan a los ojos del mundo cualquier muestra de femineidad, y mediante la adopción de un modo de vida reclusivo y asocial, en la que frecuentemente la
mujer oculta sólo se le permite entablar conversaciones, entre murmullos, con mujeres en su misma situación, y, por supuesto y con temeroso respeto, con su dueño y señor. Pero para el resto de la sociedad, esta mujer efectivamente ha desaparecido.

Esta negación de su identidad de mujer conlleva en última instancia a su negación como individuo y a la renuncia (que nos quieren vender como voluntaria) a todos sus derechos sociales. Es en la práctica un asesinato social.

Por todo lo expuesto aquí, considero necesario que desaparezca
esta reliquia de tiempos bárbaros impropia del siglo XXI en el que vivimos. Por todo ello, abogo por la desaparición de las monjas de clausura.

¡Toma twisted end, Shyamalan!

Si alguien no ve la IRONÍA, por favor que lo diga y se la explico.

2 comentarios:

Calamar Gigante dijo...

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/burka/quiero/vivir/elpepusocdmg/20110710elpdmgrep_1/Tes

Por lo visto en el país no son muy amantes de los "tocheros" (es decir, los que escriben demasiado, como yo). Esto es lo que quería publicar, pero no puede ser:

Sé que me estoy tirando a mí mismo a los leones, pero allá voy:

¡NENES Y NENAS! ¡No existe ninguna ley NACIONAL que obligue a los ciudadanos de España a llevar la cara descubierta! ¡Buscadlo en el "Gúguel"! ¡Es mentira! ¡Sólo existen leyes en algunos ayuntamientos y normas en algunas escuelas e institutos, todas ellas recientes tras el "descubrimiento" de que a algunas personas les gusta vestir diferente de como lo hace mayoría! Antes, ni eso. A nuestra bienamada cultura española jamás le ha preocupado si a alguien se le veía o no la cara hasta ahora mismo. ¿Os suena Semana Santa? ¿Carnaval? ¿Prohibimos estas celebracionas tan arraigadas en nuestra cultura debido al grave problema para la seguridad nacional que ocasionan? ¿Alguien se ha planteado como puede ser que la fabricación de pasamontañas en España sea LEGAL? ¿Será que cuando hace frío o vas en moto van muy bien? ¿Me puedo calar la gorra y subir la bufanda en enero, señoría? ¿Cuantos centímetros de cara marca la ley que debo mostrar? ¡Policia, un señor vestido muy raro, de verde y con mascarilla me quiere abrir la panza con un bisturí! ¡Se tapa la cara, terrorista fijo!

Propongo que a partir de ahora sea obligatorio dar vueltas como una peonza cuando se vaya andando por la calle, porque cuando estás de espaldas no te ven la cara y eso es malo para la seguridad nacional y para la defensa de nuestra cultura, patrimonio de la humanidad, que siempre ha sido desde los celtíberos (demonstrao científicamente, hoigan!) de que se nos vea bien la jeta. Los pelos largos cuando hace viento, también, prohibidos. Ah! Y estar lejos. Prohibido estar lejos, que no se nos olvide. Pues sí, al final va a ser eso, que nuestra cultura está basada en hacer bien patente nuestro careto y nuestro morro, sobre todo cuando se trate de disimular el miedo al moro de toda la vida mediante el disfraz (sí, disfraz, más ironía, ole!) de la defensa a la probresita oprimida a la que obligan de vestirse asín, con la calón case, y la "defendemos" multándola y prohibiéndole el acceso a lugarse públicos (¡con un par! ¡Hoiga señora! ¿No le da velgüensa dejarse obligar? ¡Tome esta multa y recuerde, no deje que la opriman!). Ahora ya podéis llamarme amigo de los terroristas y traidor a la patria, que ya me he quedado descansado. Si a alguien le ha hecho gracia ya he cumplido con mi misión.

Paz y amor. Menos para los que quieren obligar a vestir a los demás como ellos quieren (válido para ambos extremismos).

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu punto de vista, el del comentario. Si ya lo decía Radiohead "karma police, arrest this girl, her HItler hairdo is making me feel ill".